
Salvador Badillo, en uno de los capítulos de su último libro editado,RUGE COMO EL VIENTO, nos dice... Nunca estarás solo. Aprovecho con permiso del autor, para contagiaros de la profundidad de sus palabras. Seguramente coincidireis conmigo que estas son mágicas, cuando empeceis a leer las imágenes apareceran ante vuestros ojos y el viaje será inolvidable.... ahora os dejo disfrutar del momento.
RUGE COMO EL VIENTO
No estarás solo. Nunca estarás solo... Y nuestra presencia, a cada flanco, te acompaña. Y en nuestros corazones, Hermano de Armas, sentimos, por lejos que estés, el sonido solitario de tu acero combatiendo... En el duermevela que es cada segundo de paz, o en la ferocidad del combate, allí están tus hermanos, en mente, en espíritu, en corazón, unidos a tu destino. No es frío tu acero, es caliente porque corre por su alma nuestra sangre, la sangre de los Hermanos... y es de recibo hacer probar, que paguen caro si derraman... el precio de nuestra sangre.
No quedarás atrás, Guerrero, pues volveremos a por ti. Mi cabalgadura será tuya y no me temblará la mano al sostener mi espada y no perderte en el camino. Abriremos las líneas enemigas y te llevaré a mi lado, atravesando el horizonte oscuro de la línea de combate de las Hordas de la mentira y la traición.
Hemos oído el grito de batalla y aunque estás lejos, hermano, mi caballo relincha reprochándome la distancia que he permitido que nos separe. Es por ello que mi corazón se apremia, mi mente se desata y mi caballo corta el viento deseoso de encontrar al hermano que lucha lejos.
No dejes al enemigo verter dulces pero ponzoñosas palabras en tus oídos, pues son palabras venenosas que contaminan nuestra sangre, la sangre derramada en el pacto de nuestra misión.
Cuídate de los que buscan alianzas, pues algunos son unos falsos, y sólo encontraremos pocos en las multitudes, capaces de comprometerse a muerte en nuestra lucha.
Palabra suaves que cortan como el diamante buscan tus venas, en la lejanía lo noto, una dulce canción de sirena que puede atraerte al mundo infernal de las dependencias y la necesidad. Sólo podremos rescatarte si no quieres ser engañado, todo lo que crees necesitar se encuentra dentro de ti. Ni un milímetro más lejos. Que no te engañen los brillos efímeros ni te seduzca la prosa, que el viento lleva nuestro aroma y no es aroma a flores e inciensos, sino a sangre, pólvora y acero.
Con el amanecer congelado en nuestros petos... nuestros morriones perlados de hielo... nuestras cabalgaduras reposando y nuestros aceros durmiendo en la vaina, sólo por un momento. Los Guerreros nos miramos a los ojos y en la mirada contenemos la inevitabilidad.
Hoy nos hemos vuelto a despertar al alba, hoy volvemos a mirarnos... hoy, como ayer, como fue hace mil años, volveremos a combatir... volveremos a vencer, siempre junto a mis Hermanos.